Presentación estratégica

vinicio cerezoLicenciado Vinicio Cerezo
Presidente de Fundación Esquipulas para la Integración Centroamericana

 

 

Me siento profundamente entusiasmado porque lo que fue primero una esperanza y una ilusión, la unión regional de América Central y del Caribe, empieza a convertirse en una realidad. Quizás el propósito fundamental de la fundación Esquipulas que se inspiró en los acuerdos de Esquipulas I y Esquipulas II para impulsar no solo la paz si no también la institucionalidad democrática de la región que por primera vez en la historia tiene más de 20 años de elecciones libres, de la participación de todos y de discusión abierta sobre los diversos planteamientos políticos que se vienen desarrollando en la región. Lo más importante de Esquipulas I y Esquipulas II es que ahora queremos una Esquipulas III, pensando en el desarrollo de América Central y del Caribe.

Esquipulas I y II inspiraron a los centroamericanos a la búsqueda de un proyecto histórico que estuviera en las manos de los centroamericanos y no en las manos de otros países distintos a la región.
Se trató fundamentalmente de tomar en nuestras manos el destino de nuestra región, terminar con la guerra, abrir las posibilidades de un proceso plural y empezar a institucionalizar una democracia que había sido el sueño de muchos hombres y mujeres centroamericanos. Y de este modo, poder permitirle a los pueblos que fueran los actores y los sujetos de su propia historia. Lo anterior, nos inspira en la actualidad a pensar en una Centroamérica diferente, una Centroamérica que deje de ser el ejemplo de la marginación social, de la concentración de la riqueza, de una cantidad de personas que siguen hundiéndose en la pobreza y en la falta de oportunidades, atrevámonos a construir ahora la Centroamérica desarrollada en la que se encuentran y se explotan los recursos suficientes para poder darle a todos sus habitantes y a las futuras generaciones lo que ellos se merecen, paz, la satisfacción de sus necesidades fundamentales, estados capaces de cumplir con sus obligaciones ante el pueblo y que cada uno de los centroamericanos tengan la posibilidad de presentarse ante el mundo con mucho orgullo y con la frente levantada porque la riqueza que se encuentra en estos lugares va estar a la mano y a la disposición de todos sus habitantes.

El Foro Regional Esquipulas no es simplemente un evento académico sino el paso hacia un movimiento de ideas, hacia un movimiento de emociones, hacia la unificación de esfuerzos que son dirigidos hacia una sola dirección, transformar para siempre las estructuras económicas y sociales de nuestros países y poner la riqueza al servicio de los pueblos, y no solo de pequeños intereses o de pequeños sectores.
Para cumplir con los objetivos anteriores, hemos llegado a la conclusión que ante el mundo globalizado la única posibilidad es la de unificar los esfuerzos para que todos tengamos la oportunidad de sentir que estamos viviendo en una región que nos pertenece a nosotros. Región que no le pertenece ni a potencias extranjeras, ni a potencias ajenas a nuestra región, ni a intereses que son en contra de los intereses de los pueblos, ni ha pequeños grupos que se han considerado durante muchos años en la historia de nuestras naciones que son propietarios de esta tierra. Tierra, que solo le pertenece al pueblo, a sus habitantes y a todas las futuras generaciones, por eso estamos trabajando en la búsqueda de ese movimiento de ideas, en la búsqueda de esa inspiración para unificarnos, en la búsqueda de convencer a los pueblos que solo a través de la unidad nosotros podemos salir realmente de la situación que estamos viviendo, y poder construir las naciones que siempre hemos soñado y en este momento histórico nos estamos enfrentando a retos que son casi apocalípticos tenemos que transformar nuestra actitud para poder mantener y sostener el mundo en que vivimos.

La lucha en contra del cambio climático debe de ser emblemática en América Central ya que heredamos una naturaleza que Dios nos dio para ponerla al servicio no solo de nosotros sino de todas las entidades del mundo, la lucha por la seguridad ciudadana, la lucha en contra del narcotráfico y del crimen organizado, la lucha en contra de la concentración de la riqueza en pocas manos y la lucha por el establecimiento de condiciones para que exista una oportunidad y oportunidades suficientes para todos los individuos hombres y mujeres de esta región en beneficio de sus familias y en beneficio de sus futuras generaciones, eso es lo que estamos emprendiendo, estamos emprendiendo un movimiento de ideas que vaya a poco transformando el mundo. Demostrándoles que todos unidos podemos salir adelante, por eso Esquipulas I y Esquipulas II demostraron que en el momento en que la guerra fría hacia aparecer y que íbamos hacer víctimas del conflicto entre dos grandes potencias, para poder controlar el poder de tener la posibilidad de tomar diferentes decisiones en las diferentes regiones del mundo peleándose un poder que no les correspondía. En ese momento los presidentes centroamericanos tuvieron la valentía, la fuerza, la moral y el compromiso histórico para decir: “No, el destino de Centroamérica le pertenece a los centroamericanos y lo que nosotros queremos es la paz, institucionalización democrática y el desarrollo para nuestros pueblos.” Ahora, Esquipulas I y II cumplieron con los objetivos con los cuales se elaboraron, pero quedo una agenda pendiente. Es la agenda del desarrollo y la justicia social, eso es lo que vamos a trabajar ahora con el apoyo de todos los dirigentes políticos que no solo están en la política para poder obtener beneficios y recursos personales sino para transcender históricamente.
Desde hace 25 años aproximadamente vengo trabajando en el tema centroamericano. Desde que se planteó en mi discurso inicial la necesidad de que los presidentes nos reuniéramos para conversar sobre como terminar con la guerra que se estaba dando en cada uno de los países y la guerra que se podía dar en otros países de América Central, lo hice partiendo de una convicción: construir una democracia. Pero no se podía tener una democracia y desarrollo con una región en conflicto, entonces decidí platicar con los presidentes y proponerles una reunión para conversar como terminar con una guerra. Que afecto a Guatemala durante 30 años y menos años en otros países, pero siempre una guerra es una guerra, entonces, como terminar con una guerra que había sido motivada fundamentalmente por tres cosas: la primera, es un altísimo grado de intolerancia política de parte de los gobiernos; la segunda, el enfrentamiento ideológico que había dado lugar a la guerra fría y los dos planteamientos extremos entre un capitalismo liberal y un socialismo de corte comunista. Ambos sistemas planteaban que ellos eran la solución para todo el mundo y nos condujeron a una serie de conflictos denominados conflictos de baja intensidad, pero que en cada uno de los lugares donde se planteaba la guerra de baja intensidad o los conflictos de baja intensidad se producía la muerte de cientos de miles de personas y además se estaba destruyendo la infraestructura de cada uno de los países, evitando las posibilidades de que pudiéramos iniciar un desarrollo.
El desarrollo necesita un estado de derecho, estabilidad política y capacidad de diálogo con los diversos sectores de la población y entre los diversos grupos políticos insistentes. Por lo tanto había que iniciar ese dialogo para terminar con la guerra, para que se consolidara el proceso de institucionalización democrática y luego para que iniciáramos la ruta hacia el desarrollo. Logramos los dos primeros objetivos, como lo mencionaba con anterioridad, pero se quedo pendiente la agenda social porque uno de los motivos del conflicto fueron los enormes grados de injusticia social existentes en nuestra región y en América Latina. En términos generales vimos etapas de enorme crecimiento económico pero la riqueza no llegaba como debería de llegar especialmente en oportunidades, en servicios y en posibilidades de empleo a todos los sectores de la población. A raíz de eso, y partiendo de esa concepción de que en América Central se podía lograr la paz y consolidar la democracia únicamente si nos poníamos de acuerdo todos y sacáramos adelante un proceso que debería de partir de la base de un acuerdo presidencial. Tenemos que superar las diferencias ideológicas, tenemos que escaparnos de la guerra fría y tenemos que volvernos nosotros los centroamericanos y la región en general los sujetos de nuestra propia historia, es decir, las decisiones políticas que se tenían que tomar tenían que ser decisiones políticas relacionadas con nuestras necesidades, con nuestros requerimientos, con nuestros propósitos y nuestros proyectos históricos, eso hicimos, tuvimos éxito y en este momento, 20 años después podemos ver con toda tranquilidad que efectivamente la guerra se termino para siempre, que se institucionalizó la democracia pero que nos falta emprender el camino al desarrollo ,y el ejemplo de los tratados de Esquipulas I y II es que tuvimos éxito, primero, porque nos pusimos de acuerdo y en segundo porque desarrollamos un procedimiento para lograr una paz firme y duradera. Ese ejemplo histórico nos conduce a este nuevo planteamiento si nos unimos en América Central, si nos podemos de acuerdo en los objetivos, en la descripción de la América Central y del Caribe que queremos y proponemos y desarrollamos un procedimiento para lograrlo vamos a tener éxito, y en los próximos años vamos a producir esa transformación estructural y societaria que podría dar la oportunidad de sacar adelante a nuestras sociedades y brindarles bienestar, seguridad y consolidación democrática. Pero para lograr lo anterior, habría que seguir una serie de procedimientos y de caminos, entre ellos, contar con los dirigentes políticos, no podemos sacar adelante ningún proceso económico, ningún proceso social si no se crean las condiciones para que este proceso se consolide y esta es una afirmación muy importante para los dirigentes políticos.

Los dirigentes políticos debemos de trabajar para crear instituciones. Porque si uno analiza la historia los países que han construido el desarrollo, se han consolidado societariamente y han creado enormes grados de cohesión social, son aquellos países en donde sus políticos no se dedicaron en engrandecer a la persona, al caer en la tentación del mesianismo personal-individual sino aquellos dirigentes políticos que hicieron instituciones que se volvieran perdurables en el tiempo y que permitieran que las sociedades desarrollaran proyectos y programas de carácter permanente y sistemático. Hay un gravísimo problema en América Latina y en América Central y es que cada 4 o 5 años sustituimos gobiernos, sustituimos proyectos políticos, sustituimos planes de gobierno e iniciamos de nuevo la historia y entonces es la de nunca acabar. Lo que tenemos que crear son procesos continuados de cambio y de fortalecimiento institucional, ese es el propósito de la integración. Porque los acuerdos regionales nos van atando en la búsqueda de esos propósitos. Cada país en si mismo tiene su propia problemática y no la queremos desaparecer, los presidentes se van a tener que seguir juntando para resolver la problemática social de cada país pero para que los procedimientos, para que los objetivos de largo plazo de 10 o 20 años se consigan lo que tenemos que lograr es un proceso continuado de cambio, de transformaciones, de creación y de instituciones para que entonces esos cambios se puedan consolidar societariamente. Si nosotros por ejemplo pensamos en la educación, la educación es un instrumento fundamental para que la gente se sienta parte de una sociedad, para que pueda desarrollarse económicamente y aprovechar las oportunidades pero es fundamental que la educación esté relacionada con objetivos de desarrollo. No podemos seguir con la educación para enseñarle a la gente solamente a leer y a escribir, que sociedad queremos, que desarrollo queremos obtener, queremos transcender de la tradicional exportación de los productos alimenticios que hemos tenido durante siglos o queremos convertirnos en países desarrollando industrias, industrias agrícolas, desarrollando métodos y tecnologías modernas para sacar adelante a la población porque no tenemos riqueza entonces tenemos que acudir a la educación, pero la educación toma tiempo, la educación no es un problema casi generacional para transformar mentalmente a una sociedad se tiene que transformar a toda una generación, a nuevas costumbres, a nuevos valores y a nuevos procesos. Para lograr la consolidación de ese proceso de transformación educativa se necesita tiempo y para conseguir el tiempo se necesitan acuerdos políticos sobre proyectos concretos que puedan tener continuidad a lo largo del tiempo. Lo mismo sucede con la infraestructura, lo mismo sucede con las políticas de turismo, lo mismo sucede con las políticas de seguridad.
Mi convicción y por supuesto mi decisión de seguir trabajando para hacer algo que una vez dijo Roberto Carpio y que tenemos que recordar para siempre es “Yo nací Guatemalteco pero quiero morir centroamericano” y eso es algo que debe convertirse en un compromiso sistemático de todos los dirigentes políticos que quieren transcender históricamente. La integración no es simplemente un ideal en este momento, es un instrumento sistemático para resolver la problemática económica y social, la problemática de seguridad y la problemática del cambio climático y de seguridad alimentaria. Si no nos unimos las dificultades que tenemos para tener una economía de escala en un globalismo son imposibles de salvar.