La Agenda Pendiente en el Proceso de Desarrollo Regional Es un hecho incontestable que después del proceso de Paz, con el inicio del proceso de institucionalización democrática, se crearon las condiciones de estabilidad para propiciar el crecimiento económico y para convertir de nuevo la región en uno de los mercados más importantes para las exportaciones de los países centroamericanos, especialmente para Guatemala, Costa Rica y el Salvador, tanto en productos manufacturados como en la prestación de servicios; el problema es que ese crecimiento económico no se tradujo en mejores servicios para la población, en mejora de las condiciones de vida, ni en el establecimiento de condiciones adecuadas para propiciar mejores ingresos a la clase media y a los sectores populares, agravando en consecuencia las condiciones de marginalidad y pobreza extrema existentes, como ya se ha dicho; es decir que el crecimiento y la estabilidad democrática no han sido por si solos suficientes para mejorar las condiciones del desarrollo humano en la región.
Esa circunstancia ha influido en agravar las condiciones de ingobernabilidad, porque esta etapa además coincidió con la puesta en marcha del Consenso de Washington que aunque contribuyó en lograr la macro estabilidad económica de la región, las medidas extremas que se adoptaron debilitó y desmanteló a los Estados, dejándolos con poca capacidad administrativa y económica para hacerle frente a los enormes retos que en el orden social y económico enfrentaban nuestras sociedades, en esta etapa de institucionalización democrática. Las Nuevas Patologías del Siglo XXI en la Región Centroamericana y el Caribe
La situación geográfica privilegiada de nuestra región en América Latina y en el Mundo, nos convierte en un puente natural que une el continente americano y los dos grandes océanos con otras regiones del mundo, pero esta situación que se puede convertir en el elemento clave para convertirnos en la región estratégica y comercial más importante de América, también nos vuelve el lugar ideal para el tráfico de drogas que producida en Sur América se dirige al mayor mercado del mundo, América del Norte.
Nuestra región se convierte entonces en el paso obligado de un tráfico que produce enormes utilidades a sus traficantes, que les permite desarrollar organizaciones poderosas, armadas, que se van enquistando dentro de las estructuras gubernamentales y dentro del tejido social a base de cooptar a los funcionarios y a los grupos sociales necesitados donde las estructuras gubernamentales no responden con servicios. Esto está produciendo, el mayor reto a las nuevas democracias de la región, que no solo necesitan recurso para satisfacer las necesidades fundamentales de la población, sino desarrollar estructuras de seguridad capaces de enfrentar esta amenaza a la institucionalidad misma y a la Sociedad.
“Los Acuerdos de Esquipulas I y II, suscritos por los Presidentes en 1986 y 1987, lograron la paz en América Central e iniciaron el proceso de Institucionalización Democrática.”
La Experiencia Mexicana ha demostrado que no es una cosa sencilla, pues a pesar del poder y de la fuerza del estado Mexicano, de sus recursos y de la voluntad política del Presidente, la guerra contra el Narcotráfico y el crimen organizado en este país no está logrando una victoria fácil, lo que ha conducido a los analistas a considerar dos aspectos que son fundamentales: a)la necesidad de sumar experiencias, recursos e información entre los Estados de la Región para enfrentar estos fenómenos, y b) la necesidad de repensar la estrategia del enfrentamiento a estas patologías y de replantear el tema mismo de la seguridad nacional y regional, pues estas amenazas a la institucionalidad se suman a otras de igual o de mayor gravedad, como el cambio climático y los dilemas que este fenómeno provoca, la sequía y la consecuente escases, los dilemas de la seguridad alimentaria y los problemas sociales derivados del uso inadecuado de la tierra.
Pero el dilema de estas nuevas patología y la razón por la que se convierten en una de las grandes amenazas históricas para nuestra institucionalidad, es que para desarrollarse provocan el surgimiento de otras patologías propias de este período de nuestra historia, la corrupción, la cooptación de las instituciones y el rompimiento sistemático del estado de derecho, fenómenos que retan a la gobernabilidad y a la capacidad del Estado para conducir con éxito el destino de nuestras naciones.
Globalización, crisis económica, agenda pendiente para el crecimiento con equidad y la cohesión social son retos imposibles de enfrentar sin un esfuerzo compartido de carácter regional que asegure el apoyo de la comunidad internacional y garantice los recursos necesarios para que el esfuerzo por satisfacer las necesidades básicas que den un paso en la dirección de la cohesión social, sea exitosos y produzcan los resultados esperados.
¿Por qué Esquipulas, por qué el Foro y el porqué de la respuesta a la Convocatoria?
Para los Centroamericanos de cierta edad, no existe ninguna duda de la razón para llamar “Esquipulas” al Foro Regional; se inspira en el relanzamiento de la integración centroamericana y la propuesta de un plan de desarrollo regional; tenemos un ejemplo exitosos y significativo, los Acuerdos de Esquipulas I y II, suscritos por los Presidentes en 1986 y 1987, lograron la paz en América Central e iniciaron el proceso de Institucionalización Democrática.
Esos acuerdos tuvieron la virtud de ser la respuesta correcta al momento histórico que se estaba viviendo y a las necesidades fundamentales de la comunidad centroamericana, a los requerimientos de la comunidad internacional y a la necesidad de encontrar una respuesta propia de los países centroamericanos y latinoamericanos a los problemas planteados por la guerra fría, para dejar de ser las víctimas propiciatorias de un enfrentamiento entre las grandes potencias mundiales, que resolvía su lucha por el dominio mundial en escenarios ajenos, que evitaban una gran conflagración, como la II Guerra mundial pero que condenaban a los países envueltos en lo que se llamaban “Guerras de baja intensidad” a destrucciones masivas de sus instituciones, de generaciones completas de jóvenes y rompían con la posibilidad de asegurar su desarrollo.
“ La guerra es una mal negocio para nosotros, porque nosotros ponemos los muertos y otros nos venden las armas”.
“Es hora de un Esquipulas III, el plan de desarrollo económico y social para Centroamérica”
Los acuerdos tuvieron éxito, porque los Presidentes del momento histórico a pesar de sus diferencias ideológicas, supieron interpretar correctamente la necesidad de un plan estratégico regional que unificara a todos los sectores políticos, en función de objetivos comunes y se convirtieron en la gran concertación, que como todo plan estratégico compartido le da sentido al quehacer político de cada una de las naciones en función de lograr los objetivos comunes en la época: terminar con el conflicto armado interno de cada país, terminar con la posibilidad de un conflicto generalizado en la región que afectaría aun a países que como Costa Rica no tenían un conflicto armado, que destruiría su infraestructura y echaría por tierra las posibilidades de su crecimiento económico en el corto o mediano plazo, pues los escasos recursos se utilizarían en compra de armas y no en la inversión para el desarrollo, pues como dije en algún momento al proponer la primera reunión de Presidentes en Esquipulas I: “ la guerra es una mal negocio para nosotros, porque nosotros ponemos los muertos y otros nos venden las armas”.
El Foro se llama entonces Esquipulas porque como hemos dicho, se inspira en un hecho histórico exitoso derivado del esfuerzo de los centroamericanos e inspirado en Contadora, un esfuerzo latinoamericano, que dio origen a este proceso y que se logró a pesar de las grandes potencias, fue el resultado de una enorme concertación de todos los movimientos políticos y no el éxito de unos sobre los otros, por lo que logró su permanencia como proceso a lo largo de los años y creó una inercia y un conjunto de valores que han mantenido unida a Centroamérica, alrededor del crecimiento económico, de la institucionalización democrática y de la paz.
Es hora de un Esquipulas III, el plan de desarrollo económico y social para Centroamérica. La búsqueda de ese nuevo plan estratégico de la región, que unifique a los dirigentes políticos de diversas tendencias, a los diversos partidos políticos, a los sectores sociales y económicos y a las poblaciones de Centroamérica y el Caribe, en un esfuerzo que se proponga un desarrollo con equidad que beneficie a todos los sectores de la sociedad, termine con la marginación, logre la cohesión social de nuestras comunidades nacionales y llegue incluso a la definición de una nueva forma de Estado que sin incurrir en los errores de los Estados totalitarios sea capaz de enfrentar las exigencias de esta etapa histórica y pueda lograr la gobernabilidad necesaria, para superar y vencer las patologías existentes y crear un nuevo modelo de sociedad, en donde todos sus habitantes se sientan integrados, pertenecientes a ella y en donde la democracia se convierta en un modelo funcional, que promueva la participación de los gobernados en las decisiones de políticas fundamentales, que determinen el destino de sus sociedades.
Ese plan estratégico unificador, que debe iniciarse con la firma de los Presidentes en busca de incorporar las ideas, los propósitos y los deseos de los dirigentes más importantes de la región y que se convertiría en el plan de desarrollo con equidad a lograrse en los próximos veinte años, sería el acuerdo de Esquipulas III, el final de este esfuerzo y el principio de una Centroamérica diferente a la que ahora conocemos, para felicidad de sus habitantes y de las futuras generaciones.
*Vinicio Cerezo, A. Presidente de Guatemala (1986-1991) Fundador y Presidente de la Fundación Esquipulas para la Integración Centroamericana. Creador, promotor y firmante de los Acuerdos de Paz en Centroamérica, Esquipulas I y II; Promotor del Parlamento Centroamericano, del que fue diputado. Diputado a la Asamblea Nacional; participante en la creación de la Agenda Social para la Democracia en América Latina; Miembro Permanente del Foro de Biarritz; Es Abogado, político e integracionista de Corazón; Máster en Administración Pública para el Desarrollo; Posee un Postgrado sobre liderazgo democrático (Universidad de Loyola) y es Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Nicaragua.