El mundo cambió de manera fundamental con el fin de la Guerra Fría y el fin de la bipolaridad. Volvió a tener un cambio sustantivo con los atentados terroristas del 11 de septiembre y la sucesión de ataques de este tipo en distintas partes del mundo. En el ámbito estratégico las tensiones nucleares vuelven a producir realineamientos globales. Naciones Unidas ha perdido peso y decisiones importantes se trasladan al G-20; sin embargo, parecería emerger un G-2 como el gran organizador global. Frente a él surgen posiciones que demandan un nuevo multilateralismo. América Latina también cambió de manera sustancial en las dos últimas décadas. El cambio de mayor significación es la emergencia de Brasil como potencia global y con un diseño de asociación estratégica con otras tres potencias emergentes: China, India y Rusia; la coordinación que han alcanzado adquiere cada día mayor relevancia. Centroamérica por su parte se ha hecho más plural, más diversa y a la vez ha avanzado más que otras regiones de América Latina en sus procesos de compactación comercial. Se puede señalar que el mercado común centroamericano es una de las experiencias más exitosas de comercio intrarregional.
Como consecuencia de la herencia histórica y de los factores estructurales que inhiben el desarrollo centroamericano podemos afirmar que el desarrollo humano es deficitario. Que difícilmente se alcanzarán las metas y los Objetivos del Desarrollo del Milenio en Centroamérica. Que la crisis económica y financiera internacional ha tenido un gran impacto volviendo a poner a millares de centroamericanos en la pobreza y en la indigencia.
Consecuentemente la seguridad humana refleja una alta vulnerabilidad. La crisis alimentaria causa muertes al igual que la violencia que se expresa por medio de las armas ligeras y livianas. Las dos dimensiones de la seguridad humana se ven afectadas, las personas no satisfacen sus necesidades y viven con temor por la creciente violencia.
Reforzar los acuerdos regionales que amplíen los intercambios comerciales, que posibiliten la inclusión de los servicios, que faciliten el libre movimiento en la región es una tarea factible y que la institucionalidad regional creada – SICA – ha demostrado que es un espacio desde el cual es posible organizar un proyecto regional de envergadura. Reforzar la institucionalidad regional contribuirá de manera decisiva a superar las trabas estructurales y las vulnerabilidades derivadas de la nueva agenda que impone la transnacionalización.
Es fundamental tomar medidas indispensables para volver a ubicar a la región en la senda del desarrollo y la seguridad humana. Ello demanda reformas sustantivas en los sistemas políticos que promuevan la participación ciudadana, el desarrollo de políticas sociales que apunten a resolver las necesidades de la mitad de la población que vive en situación de pobreza y todo ello requiere de un mayor liderazgo y una mayor institucionalidad. Establecer consensos nacionales para profesionalizar los servicios civiles, promover las reformas en la justicia y en el sector de seguridad, así como profesionalizar a la policía y las fuerzas armadas demanda voluntad y energía política.
En la región Centroamericana pese a las condiciones adversas se ha avanzado, en medio de grandes dificultades. Los espacios de la democracia electoral se han consolidado; en este ámbito no son posibles los retrocesos sin graves riesgos de condena y aislamiento internacional y deslegitimación política regionales y nacional. Desde este punto de partida es desde donde se reconstruirá el Estado y se enfrentarán los grandes desafíos reseñados. La voluntad de la mayoría de los actores políticos y de las organizaciones de la sociedad civil serán determinantes para el éxito.
Si Esquipulas I y II fueron capaces de producir las bases para acallar las armas y encontrar espacios de diálogo para buscar la reconciliación nacional y desarrollar las medidas necesarias para las transiciones democráticas, el Foro Regional Esquipulas puede proveer las ideas y el espacio para la construcción de los consensos que permitan a la actual dirigencia centroamericana concertar para lograr una mejor gobernabilidad, una mayor convivencia democrática en beneficio de los pueblos centroamericanos.